3. ¿Qué más nos aporta Final
Fantasy IX?
Durante el transcurso del juego
tendremos la opción de ver algunas escenas simultáneas a la que estamos viendo
en ese momento, las llamadas STAs (Secuencias en Tiempo Actual), algo novedoso
en la saga y que nos permitirá conocer qué ocurre con otros personajes mientras
vemos las escenas principales. Para verlas tendremos que pulsar el botón
“select” cuando se nos ofrezca la opción.
Por otro lado, Sakaguchi deseaba
que esta entrega fuera un homenaje a todas las anteriores, pues al ser la
número 9 representaba el final de una era, ya que se trata del último número de
una sola cifra, y, al mismo tiempo, Final
Fantasy IX era el último juego desarrollado para la primera PlayStation,
por lo que a lo largo del juego encontramos algunos guiños a títulos
anteriores, como el Invencible de Final
Fantasy III, el volcán Gulug en alusión al volcán Gurgu de Final Fantasy I (sendas músicas, además,
más que asemejarse entre sí, parece más la de Final Fantasy IX una versión más moderna de la de Final Fantasy I), el planeta Terra
haciendo una evidente alusión a la protagonista de la sexta entrega, el traje
de Garnet al escapar del castillo es el de una maga blanca de Final Fantasy I y Final Fantasy III, la música de la bienvenida de Rufus Shinra de Final Fantasy VII es tocada en el Prima
Vista, tenemos un nuevo juego de cartas como en Final Fantasy VIII (aunque gozó de menor popularidad entre los
jugadores), y un largo etcétera. No por nada esta novena fantasía final es tan
importante para Sakaguchi, para quien esta entrega “es la que más se acerca a
mi visión ideal de lo que debería ser un Final
Fantasy”; además de todo lo dicho, también sería la última vez que
trabajasen juntos el trío por excelencia de SquareSoft: el propio Sakaguchi,
Yoshitaka Amano (ilustrador) y Nobuo
Uematsu (compositor).
Final Fantasy IX se puede definir como una oda a la vida, ya que se
tratan temas importantes como el miedo a la muerte y las ganas de vivir. Vivi,
en cuyo nombre encontramos esto que digo, es un claro ejemplo de un personaje
que busca su lugar en la vida, qué es vivir, qué es morir, qué sentido tiene
nuestra existencia. El tema de la vida y la muerte surge en la mente de
Sakaguchi cuando, a mediados de los años noventa, sufre la pérdida de su madre,
y desde entonces ha estado creando en su mente el juego tal y como lo conocemos
hoy en día, aunque también es verdad que su final fue modificado hasta en siete
ocasiones, pero el desarrollador japonés tenía las ideas claras de lo que
realmente quería para esta última fantasía para la consola de Sony de la
generación de 32 bits.
Si nos adentramos más a fondo,
vemos que también Final Fantasy IX
dibuja una búsqueda a través de cada uno de los personajes, tal y como decía en
el primer punto de esta reseña, ya que todos ellos están buscando algo, sea
físico o moral: Steiner busca en su fuero interno la solución al dilema que nos
plantea en la serie de diapositivas que podemos ver en los créditos iniciales, se
pregunta si debe seguir las órdenes de su Reina, a quien ha jurado lealtad, a
pesar de las fechorías llevadas a cabo por la soberana, las cuales pueden
costar la vida a su protegida, la princesa Garnet; ésta huye de su ciudad
buscando ayuda para parar los pies a su enloquecida madre; Eiko busca compañía,
pues desde muy pequeña se ha criado sola, a pesar de haber estado siempre
acompañada de moguris (personajes que adquieren gran importancia en esta
entrega), pero no de humanos; Vivi busca el significado de su propia
existencia, pues cuando le conocemos éste apenas sabe algo más que nosotros de
su propio origen; Amarant va buscando camorra allá a dónde va (además de ser
contratado para encontrar a Garnet), retando incluso a Yitán, quien le vence en
una lucha justa, pero el pelirrojo se sorprende de que el protagonista no le
haya quitado la vida al derrotarle, por lo que decidirá unirse al grupo para
averiguar qué sentido tiene dejar vivir a un vencido, además de que en su
propia diapositiva se pregunta a sí mismo qué está buscando realmente; Quina se
une a la cuadrilla para viajar por el mundo buscando nuevos sabores para así
crecer como persona (o más bien como Qu, una raza a la que le encanta comer
sobre todo ranas); Freija busca a su maestro y amado Fratley, quién partió en
busca de guerreros más fuertes, como Beatrix, para ser merecedor de llamarse protector de
Burmecia, su ciudad de origen, y del que nunca más volvió a saber nada, por lo
que la guerrera dragontina partió en su búsqueda, sin llegar a obtener ningún
resultado, ni positivo ni negativo; y por último Yitán ha estado buscando desde
pequeño su lugar de origen, su lugar al que regresar, su hogar, pues fue
acogido y criado por Bakú, y no es hasta casi el final del juego que el joven
ladronzuelo descubre la verdad sobre su origen. Intereses propios aparte, si
algo buscan en común los componentes del grupo es a Kuja, el villano del juego,
puesto que viajarán por todo el mundo de Gaia en busca de su paradero para
intentar evitar que cumpla sus crueles objetivos.
Por otro lado, no deja de ser
loable la manera en la que Final Fantasy
IX nos demuestra la importancia de la amistad y del compañerismo,
personificada con la banda Tántalus, para quienes ninguno de sus miembros queda
atrás y todos ayudan a todos, sean del grupo o no, y eso lo vemos tanto en
Marcus, que no cesa en la búsqueda del remedio para ayudar a su compañero
Blank, como en el propio jefe de la banda, Bakú, quien, a pesar de haber sido
despreciado por Steiner por su condición de ladrón, no duda en ayudar al fiel
guardián a encontrar a su protegida, la princesa Garnet. Y no sólo lo vemos con
los actores del Prima Vista, sino también con los propios protagonistas que
acompañan a Yitán en sus aventuras, pues casi al final del juego le demostrarán
que “no está solo”.
En lo que a las misiones
secundarias respecta, tenemos una cantidad ingente de ellas, unas más costosas
de hacer que otras, no tanto por complejidad sino por el tiempo que nos llevan;
estoy pensando, por ejemplo, en la MoguRed, pues es una misión que se lleva a
cabo desde el principio del juego hasta casi el final del mismo, haciendo de
cartero con los numerosos moguris que nos encontramos en nuestro camino. Otras
son algo más llevaderas, como las subastas de Treno o las monedas Stellazio. No
podemos dejar de mencionar aquí el tema de los chocobos, clásica criatura de
esta saga y que no podía faltar en Final
Fantasy IX, ya que es una misión que depende casi del azar el poder
encontrar todas las chocografías, por lo que se convertirá en un
entretenimiento con el que matar el tiempo mientras nuestro chocobo ejercita su
pico y sube de nivel, todo ello para encontrar numerosos objetos, algunos de
ellos bastante importantes, y conseguir el chocobo dorado con el que podremos
acceder a diversas zonas hasta entonces inaccesibles. Quería mencionar también
aquí aquella tediosa misión secundaria que fue descubierta trece años después
de lanzarse el juego y cuya recompensa es un anillo de protección, la cual
consiste en reunir a todos los hermanos de Benaro, Genaro y Zenaro y con la que
una servidora todavía no se ha puesto por el excesivo tiempo que conlleva,
aunque no lo descarta para un futuro...
En cuanto a los NPCs (Non playable characters, personajes no
jugables), encontramos gran cantidad de ellos en casi todas las poblaciones que
visitamos, principalmente en las dos grandes ciudades de Gaia, a saber,
Lindblum y Alexandria. Quizá hayan quedado más en mi memoria los enanos de
Conde Petie, por su forma de terminar cada frase que dicen con un “trulalá” o
por las conversaciones tan surrealistas a la vez que cómicas que tienen entre
ellos. No es sólo cosa de estos enanos el tener una coletilla al final de cada
cosa que dicen; tenemos a Ton y Son, los bufones del palacio de Alexandria, que
casi parece que pelean entre ellos por ver quién tiene la última palabra, pero
siempre terminarán diciendo “pífate” el uno y “páfate” el otro; y aquí volvemos
a citar a los hermanos Benaro, Zenaro y Genaro, quienes insisten en la positividad
o negatividad de las oraciones que formulan, que sí, y no se olvidan de usar esta coletilla, que no. Dada la diversidad de personajes
que encontramos en nuestro camino es fácil poder completar el lore del juego y conocer mucho más del
mundo de Final Fantasy IX, algo que
se echa mucho en falta, por ejemplo, en el episodio más reciente de la
franquicia.
4. ¿Qué tal es el villano de Final
Fantasy IX?
Del que apenas
he hablado aún es de Kuja, el antagonista del título que nos atañe, cuya
presencia en la trama es sustancial, pues, de alguna manera, ejerce de
titiritero con nuestros protagonistas, ya que tiene un maléfico plan que llevar
a cabo y, gracias a sus dotes manipuladoras y sus conjuraciones, consigue que
el transcurso de los acontecimientos vayan acordes a sus planes. Narcisista y
prepotente, consigue ganarse la confianza de quienes le interesan, y maneja las
situaciones a su antojo, lo cual le convierte en un malvado villano al que
desde el principio deseas mandar al otro barrio, pero antes de que puedas
lograrlo éste no cesará en sus inhumanos y sanguinarios objetivos. Hay que
decir, además, que la batalla final contra este jefe es una de las más épicas
del juego, cuya música le incrementa aún más este calificativo y, además, nos
recuerda a la de otros jefes finales de otros títulos, como Sephiroth en Final Fantasy VII o el eón de Braska
(omito los spoilers) en Final Fantasy X, con esa guitarra
eléctrica tan característica de The Black Mages, el grupo de toque rockero de
Nobuo Uematsu.
Además de Kuja, a lo largo del
juego nos encontraremos numerosos enemigos aleatorios, tanto en localizaciones
de ciudades o castillos como en el mapamundi, así como jefes que nos las harán
pasar canutas. Por ello es importante ir desarrollando a los personajes, aunque
estos no siempre estarán todos a nuestra disposición, ya que la sucesión de
acontecimientos hará que en diversas situaciones tengamos a tan sólo uno o dos aliados,
o incluso ninguno (Yitán se las tendrá que apañar en solitario), y en otras
tantos como para poder elegir a los cuatro que saldrán a la palestra, aunque el
hecho de elegir a nuestros cuatro valientes no llegará hasta bien avanzada la
historia. Según la situación, controlaremos a un personaje u otro, aunque la
mayoría de las veces será Yitán a quien manejaremos.
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