jueves, 22 de marzo de 2018

Recuerdos Cercanos de "La Leyenda Final Fantasy IX" (2/2)




3. ¿Qué tal es la lectura y la redacción de La Leyenda Final Fantasy IX?

El texto de La Leyenda Final Fantasy IX está escrito en un registro adaptado a cualquier lector, no es nada ostentoso e invita al leedor (sí, esta palabra existe) a sumergirse en sus páginas para perderse en su lectura. Es sólo en los casos anteriormente citados que, en mi caso, me sacan de esta sumersión para bien intentar releer lo que acaba de captar mi retina porque no me he aclarado o bien para dejarme caer en los brazos de Morfeo.

Hay un par de detalles que quisiera destacar, y el primero es que me da mucha rabia que cada vez que se remite al árbol Iifa éste lo escriba con una “L” al inicio en vez de con una “I” como debe ser. A veces la tipografía hace confundir al lector una “i” mayúscula con una “l” minúscula, pero tratándose de un nombre propio éste debe ir en mayúscula, por lo que no debería haber tal confusión. No sé si en la versión original del libro también llaman a dicho lugar de forma errónea, pero por lo menos en la versión española aparece así y es algo que podían haber corregido aunque fuera en la traducción.

El otro detalle me hizo recordar a una fatídica profesora que tuve en la universidad a la que le encantaba encomendar trabajos a sus resignados alumnos para hacer por grupos y la cual era capaz de suspender a un grupo entero si éste denotaba que los compañeros se habían repartido el trabajo por secciones, ocupándose cada uno de una parte y no entre todos inmiscuidos en el tema a tratar, algo que se nos hacía difícil de llevar a cabo y ocultar, y al final la ya jubilada catedrática anunciaba el suspenso al grupo si detectaba esta pequeña, a la vez que legítima, trampa. Pues esto es algo que yo he notado a lo largo de las páginas de este libro. Tengamos en cuenta que son cuatro los autores que han escrito este libro, y yo he podido apreciar que cada uno se ha ocupado de una parte. No voy a seguir los pasos de dicha catedrática del diablo, pero tratándose de un libro nada extenso (son unas doscientas páginas, no es una tesis), bien podrían haber reescrito algunas líneas que se ven repetidas y escritas como si fuera la primera vez que el lector las lee.


4. ¿Cómo valorarías entonces La Leyenda Final Fantasy IX?

Para mí La Leyenda Final Fantasy IX es un libro que merece ser leído por cualquier jugador que haya tenido la oportunidad de jugar a esta novena fantasía final y que quiera conocer todos los detalles y secretos de la misma, pues en ese sentido el libro cumple con su cometido y, si me lo permite el lector, recomendaría hacerlo escuchando de fondo la banda sonora, especialmente con el tema de Lindblum, Gurugu Volcano, Terra o One problem solved. A pesar de todo lo negativo mencionado en los apartados anteriores, es un buen libro que todo amante de la saga Final Fantasy debe leer. Por mi parte, fue un muy buen regalo de cumpleaños y ahora está en un lugar privilegiado de mi estantería, junto a sus dos antecesores La Leyenda Final Fantasy VII y La Leyenda Final Fantasy VIII y acompañado de las postales y el marcapáginas que venían con la edición especial.

Título del libro: La Leyenda Final Fantasy IX (La Légende Final Fantasy IX).
Autores: Nicolas Courcier, Mehdi El Kanafi, Raphaël Lucas y Fabien Mellado.
Editorial: Héroes de Papel.
Año de publicación: Diciembre 2017.
Número de páginas: 224.

Nota final: 7/10.

Recuerdos Cercanos de "La Leyenda Final Fantasy IX" (1/2)




Conociendo de antemano el lanzamiento del libro que hoy nos atañe, me dispuse a rejugar Final Fantasy IX para tenerlo más reciente en mi memoria a la hora de leer este libro, pues ya me pasó cuando leí el anterior La Leyenda Final Fantasy VII que se me escapaban algunos detalles que no recordaba porque había pasado mucho tiempo desde la última vez que lo jugué, y con el siguiente, La Leyenda Final Fantasy VIII, ya procuré tenerlo bien fresco para la consiguiente lectura del libro, sistema que he vuelto a repetir con esta nueva entrega de Héroes de Papel dedicada a la novena fantasía de la antigua SquareSoft. He de decir que este método es muy cómodo para disfrutar aún más de la lectura de este tipo de libros, y es altamente recomendable para aquellos que aún no hayan probado el juego, pues, como es obvio, en el libro encontraremos numerosos spoilers que los autores no se molestarán en omitir, pues es un título destinado a los jugadores que ya han jugado a Final Fantasy IX, y a ellos está dedicado, a todos los que queremos saber más sobre este magnífico juego, y al que ya dediqué una reseña en el blog.


1. ¿De qué va La Leyenda Final Fantasy IX?

Tal como decía en el párrafo anterior, La Leyenda Final Fantasy IX es un título centrado en dicho videojuego, y en él se relatan anécdotas, extractos de entrevistas, y datos sobre la creación y el desarrollo del mismo. Ya en el prólogo tenemos unas emotivas palabras de Pablo González Taboada, más conocido quizá como Caith_Sith, haciendo cierta comparación del título con una de las mejores películas de animación de Disney, El Rey León, como, por ejemplo, y quizá lo más notable, su relación con William Shakespeare.


2. ¿Qué nos ofrece La Leyenda Final Fantasy IX?

El libro se estructura en ocho capítulos llamados “actos”, pues el volumen intenta asemejarse al texto de una obra de teatro, tema importante tanto en el juego como en el libro, pero quizá éste peque un poco de esta sobrestimación como comentaré más adelante. El primer acto se centra en relatarnos la historia de Final Fantasy IX en un orden cronológico, más asequible para entender aún mejor la trama del videojuego. El segundo acto nos habla de los personajes que “actúan” en la obra, tanto principales como secundarios, además de hablar un poco del tema sobre el que gira el juego: el miedo a la muerte y el valor de la vida. El tercer acto va un poco más allá y nos habla de todo lo que rodea a nuestros protagonistas en su viaje por el mundo de Final Fantasy IX, haciendo un exhaustivo análisis de la recreación medieval real adaptada al videojuego, así como del lore característico de esta entrega, como los espíritus de invocación, el Mundo Cristalino, las tecnologías con y sin niebla, etc. El cuarto acto quizá sea el más interesante para mí, pues ya pasamos a conocer cómo se concibió y desarrolló la idea en la brillante mente de Hironobu Sakaguchi, de cómo el padre de la saga quiso volver a los orígenes de la misma como un homenaje a su propia creación, a modo de despedida tanto de la franquicia en la primera PlayStation como de él mismo en el último título en el que colaboraría con los dos artistas junto a los cuales formaban un grupo sobresaliente: Yoshitaka Amano y Nobuo Uematsu. El quinto acto termina de completar este universo de conocimiento sobre lo que hubo más allá del propio juego, los problemas de desarrollo, las decisiones tomadas para ciertos aspectos del sistema de juego, etc.

Cuando empezamos el sexto acto llevamos ya más de cien páginas de lectura y hasta aquí ha sido todo centrado en el videojuego y su desarrollo, pero a partir de este acto entramos en una espiral de, podría decir, “relleno” que no me ha cautivado tanto como los actos anteriores, y esto ocurre tanto en el sexto acto como en el séptimo. Ambos están plagados de tal cantidad de información que me llegó a abrumar, pues en ocasiones me daba la sensación de estar leyendo un manual sobre los orígenes del teatro, ahondando en las figuras de Eurípides, Esquilo y Sófocles, los tres grandes dramaturgos de la Antigua Grecia, pasando por nombres trascendentales en la historia del teatro, como Molière y Shakespeare, como por otros menos conocidos, como Eugène Ionesco o Alfred Jarry, nombres que ni en mis tiempos de estudiante de literatura conocí y que incluso en este libro los autores se dignan a escribir varios párrafos de sus obras y los protagonistas de estas, como dando por hecho que el lector debería conocerlos. Llamadme ignorante, pero hasta que no cogí este libro no oí hablar de Ubú rey, por lo que nunca pude crear en mi mente un paralelismo entre este personaje y la Reina Brahne, a quien también comparan con el dictador Adolf Hitler, aunque unos renglones más abajo acaban por descartar esta idea.


Poco después pasamos de la clase de Literatura a la de Historia Universal, centrándonos en la Revolución Industrial y, si acaso, en las historias de piratas y bucaneros, y a la de Religión, comparando a Garnet con la figura bíblica de Moisés. Y no sólo esto, sino que también encontramos en este libro la historia del juego de rol desde sus inicios en papel, pasando por todas sus etapas hasta la fecha, lo cual entraría dentro de la asignatura de Informática, pues podemos hallar vocablos que, desde mi propia experiencia, no había conocido nunca, como el PDP-10, ARPANET o ASCII, lo cual hace que, mientras leo estos extensos párrafos soy incapaz de sentir empatía por el autor, pues no sé de qué diantres me está hablando. Estos dos amplios actos, los cuales ocupan una cuarta parte del volumen, hicieron ralentizar mi lectura, pues mi costumbre es leer por las noches y estos hacían que cogiera el sueño mucho antes de lo que lo hacían los cinco actos anteriores, que me invitaban a seguir leyendo para conocer más sobre la obra de Sakaguchi. No digo que no esté bien alimentar la narración de un libro documental con datos que aporten más información al lector deseoso de descubrir los entresijos y secretos de un juego al que ha jugado (o no), pero desde mi punto de vista habría sido más acertado dosificar mucho más este cúmulo de datos que no hacen más que aportar un relleno que bien podría ir tal cual lo encontramos aquí en cualquier otro libro relacionado con videojuegos o no; para mí habría bastado con citar los detalles más importantes y notables en el juego y no hacer un repaso a toda la historia del teatro, de la Revolución Industrial y de los sistemas informáticos, pues ya digo que más que un libro sobre Final Fantasy IX parecía que me había cogido un manual sobre dichos temas para tenerlo de libro de almohada.

En cambio, el apartado de “anécdotas” queda bastante vacío, pues algunas incluso las dejan a medio contar o no le dedican toda la atención que ahí sí que me habría parecido correcto recrearse más, pues algo relacionado directamente con el juego en cuestión. Y lo mismo ocurre con las páginas que presentan cada acto, pues hasta el sexto de ellos se incluía una frase, ya fuera de alguno de los personajes o del propio Sakaguchi, pero por algún motivo abandonaron esta bonita idea a partir del séptimo acto, cuyo hueco para la cita queda totalmente en blanco. Esto da la impresión de que se han trabajado más los aspectos superfluos que los verdaderamente importantes para la imagen del libro o del propio videojuego.

El octavo y último acto apenas ocupa unas cinco páginas, y está dedicado a la música compuesta por el gran Nobuo Uematsu, figura cardinal en SquareSoft, pero aquí sí debo decir que lo hicieron bien en lo que a la redacción de dicho apartado respecta, pues agradezco que no hayan invertido más letras de las necesarias hablando de la historia de la música pasando por el canto gregoriano y las tocatas de Johann Sebastian Bach; simplemente se limitan a hacer una pequeña comparativa con las obras de Richard Wagner, John Williams y Howard Shore. Y ya. Eso está bien, no necesito volver a repasarme la teoría de la historia de la música, que ya me la estudié en mis tiempos de piano…

Por su parte, el epílogo es bastante cortito, apenas cuatro páginas, pero es lo que suele ocupar la parte final de un libro. En él nos dejan los autores una interesante reflexión sobre el futuro de Square Enix y, por qué no, del propio Sakaguchi.

sábado, 10 de marzo de 2018

Recuerdos cercanos de Final Fantasy IX (4/4)



7. ¿Algún aspecto negativo que destacarías de Final Fantasy IX?

Como cualquier otro juego, y a pesar de todo lo dicho anteriormente, Final Fantasy IX también tiene algunos fallos o puntos criticables. El hecho de no poder intercambiar los roles entre los personajes no sería, desde mi humilde opinión, una cuestión reprochable, pero sí el no poder elegir el grupo para las batallas hasta bien entrada la historia; de hecho, hay una parte en la que pasan horas y horas de juego en el que no sabes nada de ciertos personajes, y, de repente, no sólo reaparecen, sino que además debes pelear con ellos en ciertas batallas obligatorias en la historia y apenas te ha dado tiempo de mejorarlos y adaptarlos a los niveles exigidos por los enemigos. Después te das cuenta de que los recién llegados van muy por detrás de los personajes que has ido usando en las últimas horas y necesitas otras tantas para subirlos a un nivel semejante al del grupo actual, algo que puede tornarse algo tedioso.

Otro punto negativo serían algunas misiones secundarias, cuyo desarrollo puede resultar bastante largo y/o plúmbeo. Por ejemplo, a día de hoy no he sido capaz de superar el reto de la comba, me resulta imposible llegar siquiera a los doscientos saltos, por lo que los mil es ya inviable para mí. No sé cuántas veces lo habré intentado, y ya me cansé. La de los moguris casi se hace sola con el desarrollo de la historia, pero también es bastante luenga, pero la de los chocobos sí que es para echarle muchas horas buscando chocografías, aunque con paciencia se hace. En fin, son muchas las misiones secundarias de Final Fantasy IX, pero en su mayoría, muy largas.


Si había algo que me tenía enganchada a Final Fantasy VIII fue el minijuego de las cartas, era un vicio, la música que lo acompañaba lo hacía aún más entretenido, y desde luego conseguí completar toda la colección de cartas. Sin embargo, en Final Fantasy IX no sentí lo mismo; el sistema lo vi algo más complejo, y no me enganchó como lo pudo hacer la anterior entrega, por lo que al final me cansé también de este minijuego y apenas fui prestando atención a las cartas.

Y por último, algo que es lo que más me molestó pero que en alguna que otra ocasión habría preferido que fuera de otra manera es el tema del Trance, ese estado en el que entra el personaje cuando se ha llenado su barra de límite (lo equivalente a Final Fantasy VII), pues el personaje en cuestión adquiere mucho más poder, o tiene doble magia en un solo turno, pero el jugador no puede reservarlo para una batalla importante, ya que se activa automáticamente cuando dicha barra se completa, de manera que muchas veces he visto desperdiciado este poder en una batalla aleatoria, incluso activándose al final de la misma, y la eché en falta en peleas más duras.

A pesar de todo lo dicho, Final Fantasy IX sigue siendo un gran juego que, pese a sus fallos, no ha dejado de encantarme desde el momento en que Yitán enciende la vela para deshacer la oscuridad que se cierne sobre él en la cámara del Prima Vista.


8. ¿Cómo valorarías entonces Final Fantasy IX?

Desde mi punto de vista, Final Fantasy IX me parece un magnífico videojuego, una joya que ha pasado desapercibida para algunos (recordemos que el título se lanzó el mismo año en que Sony ponía a la venta PlayStation 2 y todos los ojos estaban puestos en el nuevo catálogo para esta consola y no en el de su hermana mayor) o infravalorada por otros (“es muy infantil”, “no se pueden intercambiar los roles”, “los personajes son muy cabezones”, etc), pero para mí es un juego del que no me canso, pasan los años y me sigue gustando por todo lo que nos ofrece. Quizá sea por mis gustos personales, pero el apartado artístico, el musical, el guión, el alma de los personajes… quizá sea un compendio de todo esto lo que lo hace único y ocupe un lugar importante tanto en mi estantería de videojuegos como en mi corazón.


Personaje principal que más te ha gustado: Dudo entre Yitán y Vivi.
Personaje secundario que más te ha gustado: Tanto Beatrix como Bakú.
Una escena que te haya marcado: la de Yitán cuando es ayudado por todos sus compañeros en Pandemonium.
Una pieza musical que destacarías: “You’re not alone”.
Una ciudad que destacarías: la Aldea de los Magos Negros.
El minijuego que más te ha gustado: la Gran Cacería.
Jefe más dificultoso: Antoleón, fue el primer y único jefe que me mató.
Tres cosas positivas: el transcurso de la historia, el sistema de desarrollo de los personajes, la banda sonora. 
Tres cosas negativas: el juego de las cartas, la excesiva duración de algunas misiones secundarias, la demora del momento en el que por fin puedes elegir miembros del grupo para las batallas. 
¿Qué te pareció el final?: Épico y precioso a la vez. 
¿Volverías a jugar a Final Fantasy IX?: ¡Por supuesto que sí, trulalá!
 


Nota final: 9/10.

Recuerdos cercanos de Final Fantasy IX (3/4)



5. ¿Y otros temas como el apartado artístico, los escenarios y la música?

El diseño de los personajes chocó bastante en su momento, así como la temática de la fantasía medieval. Recordemos que Final Fantasy VII tenía un ambiente cyberpunk, mientras que su sucesor, Final Fantasy VIII, era de ambientación futurista, por lo que el hecho de encontrarnos de nuevo con escenarios medievales pilló desprevenidos a los jugadores, y eso era lo que quería el propio Sakaguchi, su deseo era volver a los orígenes de la franquicia, además de pensar que tres títulos seguidos con recreación futurista podría aburrir o incluso cansar a los fans de la saga. Este también fue un hecho bastante criticado en su momento, por eso cuando se anunció Final Fantasy IX también se reveló Final Fantasy X, dejando claro que en adelante no abandonarían la temática futurista.

Por otro lado, los personajes se esperaban más realistas, ya que sus antecesores (Squall y compañía) gozaban de gran cantidad de polígonos y de un diseño mucho más estilizado que el del grupo de Cloud en Final Fantasy VII, cuyos personajes se caracterizaban por ser de estilo SD (Super Deformed, casi cabezones), pero los de Final Fantasy IX se encuentran en medio de ambos extremos, lo cual ha hecho tachar al título de “infantil”, algo en lo que no estoy nada de acuerdo, si me permite el lector, pues quien haya jugado a Final Fantasy IX sabrá que no es ni por asomo “un cuento para niños”, hay mucho más allá. Siguiendo con el tema de los personajes, vemos también una gran diferencia entre Yitán y sus homólogos anteriores, es decir, Cloud y Squall, pues estos dos comparten un semblante serio, frío y en ocasiones pesimista, se muestran distantes con sus compañeros de grupo y apenas hablan de sí mismos; todo lo contrario ocurre con Yitán, que es jovial, abierto y optimista, un cambio que para algunos no fue nada acertado, pero que para mí sí lo fue, pues quizá un tercer héroe de estas características habría aburrido un poco, y eso mismo fue lo que pensó el propio Sakaguchi.


En cuanto a la música, qué podemos decir del gran Nobuo Uematsu que no se haya dicho ya. En la banda sonora encontramos piezas que nos ambientan en esa fantasía medieval, como ocurre con “Decisive action”, “Tonight”, "Protecting my devotion" o “Freija’s theme”, o directamente nos sacan de ella, como la de la Aldea de los Magos Negros, más electrónica, como contraste de la alta tecnología que los originó comparado con la del resto de la población de Gaia, más medieval; podemos citar algunas piezas musicales que se han quedado grabadas en nuestros oídos por su belleza musical, tales como “Loss of me /Rose of may”, “You’re not alone” o “A place to call home”. También tenemos algunas divertidas como “Vamo’ allá flamenco” o “The sneaky frog”. Lo que no podemos negar es que los temas personalizados para cada uno de los componentes del grupo de Yitán y Garnet van muy acordes con el personaje en cuestión; el deVivi, por ejemplo, varía mucho con los instrumentos y la percusión, siendo muy misterioso y timidillo al principio, más decidido y marcial al final, lo cual concuerda con creces con la personalidad del pequeño mago negro. Lo mismo ocurre con la música que nos acompaña en distintos escenarios, como la de Lindblum, el árbol Iifa, Est Gaza o Terra. También debo decir que el tema delas batallas aleatorias es uno de mis favoritos de toda la saga en lo que a esta temática se refiere, las batallas aleatorias, y siempre que la oigo quien se me viene a la cabeza es Vivi balanceándose de un lado a otro bastón en mano presto a ejecutar la acción que yo indique, que siempre suele ser “acumular” seguido de alguna magia negra en el siguiente turno. Una situación similar la hallamos con la música que escuchamos cuando nos encontramos en el mapamundi, una de las más bonitas de toda la franquicia en lo que esta materia se refiere. Ya hablé en el canal del tema sobre el hogar de Yitán, ya que Uematsu no se limita a poner música al juego y ya está, sino que también nos está aportando detalles que no vemos a simple vista, pues basta con aguzar el oído y prestar atención a las melodías que suenan en cada situación, lo cual hace, una vez más, que la banda sonora de Final Fantasy IX sea simplemente brillante.


6. ¿Qué escenas destacarías de Final Fantasy IX?

Este apartado va más para quienes se han pasado ya el juego, ya que irremediablemente aquí tendré que hablar de diversas escenas que desvelan parte de la trama, por lo que contendrá spoilers, de manera que si mi querido lector aún no ha jugado a Final Fantasy IX le aconsejaría pasar directamente al siguiente apartado.

Si algo caracteriza a esta novena entrega es su comicidad, y desde el primer momento encontramos situaciones divertidas que nos harán esbozar una sonrisa o directamente una carcajada. Bakú, por ejemplo, es uno de mis personajes preferidos en este sentido, ya que me ha hecho reír varias veces, como con todos los intentos (o no) de llamar al profesor Toto por su nombre verdadero, o cuando Yitán logra enredarle en su discurso previo al secuestro de la princesa y el jefe de los Tántalus acaba diciendo que a quien deben raptar es a la “vaca gorda y fea, Brahne”. Genial me pareció la escena de la dichosa carta de amor escrita por Eiko para Yitán citándole para un encuentro romántico, pero que nunca recibió la epístola, sino que ésta fue leída por diversos personajes, como Steiner, Beatrix, e incluso Blank. Esta secuencia sirvió para que Steiner y Beatrix se dieran cuenta de que estaban hechos el uno para el otro, una escena muy romántica, pero a la vez de lo más cómica, ya que me desternillé como nunca al ver cuántos se habían sentido aludidos en dicha citación. Pero si hay un acontecimiento que ha perdurado a través de los años es la de la boda entre Vivi y Quina, quien dice sentirse “muy feliz”. No os podéis hacer una idea de lo que me pude reír sólo con esta escena. Muy grande.


Otras situaciones no son tan alegres, sino todo lo contrario, pues mi primera lágrima fue derramada por Blank al ver su sacrificio en el Bosque Maldito. Claro que la primera vez que lo jugué yo no sabía que era posible rescatarle y sanarle de la petrificación, creí que era la primera muerte en el juego. Otra escena que me hizo derramar unas pocas lágrimas fue el ataque del malvado Vals Negro 3 cuando acaba con todos los Magos Negros que intentaban proteger a Vivi, o cuando éste habla con sus congéneres en el cementerio de la Aldea de los Magos Negros sobre el destino que les espera. Mención merece también el momento en que Freija se encuentra de nuevo frente a frente con su amado y más que buscado Fratley, pero el guerrero no la recuerda, ni a ella ni nada, ha perdido la memoria, y ver la desesperación en la que se sume la guerrera dragontina me encogió el corazón. Pero si hay una escena que me hizo llorar lo que no está escrito ésa fue cuando Yitán se entera de su verdadero origen y el malvado Garland lo deja casi indefenso, pero todos los compañeros de nuestro protagonista le ayudan en los combates que se suceden mientras se escucha de fondo “You’re not alone”, donde cabría destacar la actitud de Steiner, quien al principio del juego, como sabéis, le despreciaba, como a todos los miembros de Tántalus, por su condición de ladrón, pero en esta situación no duda en defender con su espada a su nuevo protegido, Yitán, así como el carácter que adquiere Daga en esta parte del juego, pues ha pasado de ser una princesa que duda con cada paso que da, temiendo si estará haciendo lo correcto o no, y preocupada por si a causa de su fuga inicial ha envuelto en serios problemas a sus nuevos amigos, a convertirse en una reina que derrocha seguridad en sí misma y valentía en los momentos clave, y esta situación en la que nos encontramos con Yitán es donde mejor lo demuestra, pues sólo hay que ver su entrada en la batalla cuando acude a ayudar al debilitado Yitán. Ha pasado el tiempo y esa escena me sigue poniendo los pelos de punta, incluso cuando escucho “You`re not alone”, es la que más me ha marcado y la considero una de las mejores, pues impacta cómo el personaje más optimista de los ocho miembros del grupo no es capaz en esta ocasión ni de animarse a sí mismo, empieza a tambalearse por las dudas que le acaban de surgir al ser conocedor de su verdadero origen y de la finalidad para la que fue creado, pero sus amigos no han dudado en ningún momento en lanzarse al ataque para ayudarle, y no lo hacen porque se lo deban, sino porque él fue quien les enseñó que “no se necesita una razón para ayudar a alguien”. Simplemente, encomiable.


Por su parte, también tenemos algunas escenas bastante épicas, entre las cuales destacaría la de Steiner junto a Beatrix cuando deben defender Alexandria de la invasión de los nebilinos, pues Steiner no está muy convencido de que ese no sea su último combate, por lo que no desea morir sin antes abrir su corazón a su compañera de armas, pero ésta no se da por vencida e insta a Steiner a guardar sus palabras hasta que acaben con todos los enemigos, aunque el espadachín siente que no tendrá otra oportunidad nunca más. Esta escena simplemente me pareció colosal, y la música que la acompaña acentúa aún más su carácter épico.