Vergüenza ajena con el último trailer de "Monster of the Deep"

Cuando se dio a conocer Final Fantasy Versus XIII se tachó al grupo protagonista de boyband por el aspecto que Noctis, Gladio, Prompto e Ignis tenían años atrás… Con Final Fantasy XV los rasgos y algunas vestimentas cambiaron (a mejor, todo hay que decirlo, principalmente los de Prompto), pero seguía dando la impresión de que se trataba de un grupito de jovenzuelos de buen ver diseñados para alegrar las carpetas de las adolescentes niponas, y quizá también occidentales, por lo que el recibimiento de los personajes seguía siendo un poco frío. Fue entonces cuando el juego salió a la venta y los jugadores pudimos probarlo y disfrutar con él cuando pudimos comprobar que había algo más detrás de cuatro caras bonitas, ya que había una historia, un sufrimiento, una lucha, una búsqueda de la verdad, y, por supuesto, un brotherhood. La forma en que todo esto es transmitido no fue la mejor, pues es por todos sabido que Final Fantasy XV carece de una buena narrativa, convirtiéndose así en un diamante en bruto esperando a ser pulido de manera que por fin nos pueda encandilar a todos como nos merecemos después de diez años de espera.

Lejos de pulir ese diamante, Square Enix optó por tomarlo tal cual e ir llevándolo de un sitio a otro, como si de un mono de feria se tratase, para publicitarlo lo máximo posible y poder recuperar todo el dinero invertido en el título durante una década. Para tal fin están dando a entender que todo vale con tal de vender, no importa que tenga relación con el juego o no, da igual si le quitamos el poco sentimiento empático que pueda aflorar en nuestros corazones con ciertas escenas del juego si a cambio, en vez de mejorar la narrativa y darle al jugador lo que quiere, exige y merece, podemos convertirlo en un circo, pasando de ser los chocobros una boyband a ser unos bufones que buscan hacer reír al público con chistes aún menos graciosos que los de cualquier cómico de pacotilla que cuenta lo que él considera chistoso a cambio de un par de copas en el bar de turno.

Después de ver a Noctis afligido por la noticia del ataque a Insomnia portando un tarro defideos instantáneos por sombrero, o luchando contra Ifrit disfrazado de mariachi, o ver al cuarteto vestido como soldados de hojalata al estilo Power Rangers o como unos Assassins en un DLC más destrozado aún que Insomnia tras el ataque de los Nifus, o ver todo el juego porteado a unaversión para móviles cuya estética roza la fealdad, o presentando al joven rey de Lucis como nuevo personaje jugable para Tekken7 (que a ver qué pinta Noctis en este juego cuando podían haber metido a otros tantos más relacionados con la saga de lucha, usando dicho vídeo para promocionar una vez más el simulador de pesca, aunque sea forzando una amistad entre Noctis y Lars forjada mientras pescan “en el sitio de siempre”), faltaba ahora Monster of the Deep. En el trailer de su lanzamiento en el día de ayer pudimos ver que no sólo nos es posible pescar una centena de peces diversos, sino que podemos incluso servirnos de una ballesta para atacar a los peces voladores (eso sí que es matar moscas a cañonazos y lo demás son tonterías), vídeo que, por cierto, para ser un anuncio con el que me intentan vender el juego, acabé un poco mareada por el movimiento de la cámara de las gafas, por lo que me imagino que jugarlo será poco más que nauseabundo. Además de esto tenemos el gran reclamo de Cindy, quien, aunque sea sacarla un par de segundos en el trailer de Tekken 7 es suficiente para ganarnos el favor del público, se muestra como un personaje importante en el juego de VR, quizá más relevante que en el propio Final Fantasy XV. Vemos también a Noctis muy cercano al jugador, actitud que me llamó la atención y que dio lugar a un comentario de un usuario con el que no puedo estar más de acuerdo: “Sinceramente siento que la relación entre Noctis y el jugador es mucho más profunda que cualquier tipo de relación ‘romántica’ que intenten decir que tuvieron Noctis y Luna”.

Pero me equivoqué al pensar que dicho trailer sería el último y definitivo (cuántas sorpresas nos depara Square Enix, y pocas agradables), pues tenían otro ya preparado para continuar con el show de la necedad y la ridiculez. En esta ocasión tenemos el típico anuncio de media mañana destinado a todo aquel que tenga un teléfono a mano y la tarjeta preparada para comprar la primera chorrada que te anuncian en la tele haciéndole creer al espectador que, al adquirirlo, su vida cambiará para bien en todos los aspectos y que todo resultará mucho más fácil. Absurdo, ¿verdad? Pues así te lo venden en el nuevo trailer:

“Pescar es un deporte de larga tradición, pero ¿quién quiere salir a pescar torpemente con un material tan caro, peleándose con insectos y estando en el exterior? Afortunadamente Square Enix está aquí con la solución perfecta presentándonos Monster of the Deep: Final Fantasy XV. Es el RPG de inmersión con la experiencia de pesca que siempre habías querido, con unos 100 peces para pescar, una gran variedad de equipo para recoger, y nada de estar en el exterior. Crea tu propio avatar y compite con otros jugadores en un tablón global de puntuaciones. Disfruta con los encuentros con viejos amigos, seis localizaciones de pesca, y podrás cazar bestias como estas en la vida real. ¡Deja de pescar de la forma añeja, coge tu caña virtual y lanza tu anzuelo hoy mismo!”

Tal como se lee parece sacado de un sketch de cómicos que parodian un anuncio de los que hablaba más arriba; pues esto, mi querido lector, es el texto que el narrador pronuncia mientras vemos el trailer más ridículo y vergonzoso que he visto de Final Fantasy XV hasta la fecha, pareciéndome todavía un insulto lo de “con un material tan caro”, como si un PlayStation 4 Pro, las gafas VR, la cámara, los moves y el juego fueran una baratija al alcance de cualquier bolsillo.

Me da mucha pena ver en qué están convirtiendo el último título de una de las mejores sagas de todos los tiempos, demostrándonos una vez más que con Final Fantasy XV todo vale, aun provocando vergüenza ajena en el usuario, como es el caso de la que escribe estas líneas.