martes, 14 de noviembre de 2017

Final Fantasy VII sigue encandilando 20 años después




Fue hace diez años cuando jugué por primera vez a Final Fantasy VII, justo cuando las aventuras de Cloud y sus compañeros cumplían una década desde que tal día como hoy vieron la luz y hechizaron a millones de jugadores con su magia, su historia, sus personajes, su banda sonora y su carisma. Poco antes de que Final Fantasy VII llegara a mi vida había estado jugando a Final Fantasy X, el primero de la saga al que jugaba, y me llenó tanto que me propuse jugar a cada uno de los títulos anteriores, y quise empezar por el que consideraban el mejor de todos los tiempos, “¿Mejor que Final Fantasy X? ¿Es posible?”, pensé yo, y me embarqué en mi periplo en busca de alguna copia de la séptima entrega de la saga. Sin embargo, nunca pude imaginar lo difícil que sería obtenerla, pues, pasados diez años, ya no se encontraba en las tiendas físicas, por lo que tuve que tirar de las virtuales, y tampoco fue una empresa fácil, pues la primera copia que adquirí estaba totalmente en inglés, que no me importa que esté en este idioma (al menos no estaba en japonés, que ahí sí que no me enteraría de nada), pero yo lo quería en castellano y comprobar si era cierto que la traducción era tan mala como decían. Lo intenté una segunda vez, y lo que me llegó fue la edición para PC, también en inglés. Ambas copias eran originales de primera mano, estrenadas por mí, por lo que acabé aceptando la idea de que tendría que optar por la segunda mano, con miedo a que me llegara algún CD rayado o algún tipo de problema. Por suerte di con alguien que me lo vendió en muy buen estado, y entonces ya sí que me dispuse a jugar con él.

Final Fantasy VII no es tan sólo un juego, es parte de mi vida, nunca llegué a pensar que la historia de Cloud, la de Vincent, la de Cid… la historia esos personajes cabezones pudieran llegarme tanto, especialmente la de Aerith, con cuyo final lloré a moco tendido lo que no está escrito. No llegué al extremo como otros japoneses que acabaron incluso por suicidarse, pero recuerdo que estuve varios días de bajón, pues ese suceso de Aerith ocurrió demasiado pronto en la historia y no me lo esperaba para nada, y me arrepentí de no haber conseguido su cuarto límite, de manera que, aunque fuera sólo por este hecho, ya quería, o más bien, necesitaba volver a jugarlo para darle lo que mi querida Anciana merecía, y era alcanzar el máximo nivel como sus compañeros de batallas. Esto, sumado todo lo mencionado más arriba sobre este juego, han conseguido que lo jugara una y otra vez, cientos y cientos de horas invertidas en él no son para mí tiempo desaprovechado, sino que son momentos de diversión, de sufrimiento, de entrega, de tensión…

Tanto Final Fantasy VII como Final Fantasy X se han convertido en un referente para valorar a otros Final Fantasy, el VII por el juego en sí, y el X por ser el primero al que jugué, pero si en algo sobresale Final Fantasy VII sobre Final Fantasy X es en la complejidad de la historia, que te incita a saber más de los protagonistas, indagar en su pasado, comprender por qué sufren o por qué están donde están. Y todo esto a pesar de la efectivamente malísima y desastrosa (aunque a veces divertida) traducción que le hicieron, con frases como “¡Qué frío!” (por “Cool!”), “[El cuadro,] ¿es real o fingido?” (en vez de “falso”), "Sr. Cloud, su fiesta le espera en el piso 2", “Aeris, eres una niño muy especial”, “No te puedo vencer, eres una especie de mujer”, “Dicen que en Midgar no crecen ni la hierba ni las flores, pero por algún motivo las flores sí”, o el mítico “Allévoy” de Cloud que hasta lo incluyeron en una traducción libre en Final Fantasy XV. Y no sólo me quedé en el juego, sino que me hice con la película Advent Children, la novela On the way to a smile, el anime Last Order, la precuela Crisis Core... Todo este universo me ha llenado tanto que hasta me compré la PSP en su edición especial de Crisis Core, con una ilustración chulísima de Cloud, Sephiroth y Zack, además de más merchandising como camisetas, colgantes, abrecartas con forma de la espada de Cloud, figuras articulables y no articulables, peluches... Me convertí en coleccionista de productos relacionados con este videojuego.

En definitiva, Final Fantasy VII es un grandísimo juego que merece ser jugado por todo aquel al que le guste disfrutar de una buena historia de un buen videojuego, recomendado a todo aquel que aún no lo ha probado, y si alguien que lee ahora estas líneas lo ha jugado entenderá mi fascinación por él. Enhorabuena, Final Fantasy VII, por estos 20 años llenándonos de felicidad y ofrecernos tantas horas de diversión. Esperemos que tu primo Final Fantasy VII Remake no nos decepcione, aun sabiendo que será difícil igualarte siquiera…

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡Gracias por comentar! ^_^